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Es común que la mayoría de nosotras (os) asumamos que somos muy buenos para escuchar o bueno, por lo menos no “deficientes”; sin embargo, según diferentes estudios han revelado que la gran mayoría de personas carece de esta habilidad.

Esto se debe a que no nos tomamos el tiempo para fortalecer nuestro compromiso de escuchar; nos centramos en lo que oímos y filtramos el mensaje por nuestros juicios, creencias y necesidades. También dejamos de lado aspectos sumamente importantes, especialmente porque una gran parte de la comunicación es no verbal.

Entonces, ¿cómo mejoramos? Según los expertos, una escucha profunda e integral se hace a través de los siguientes 5 niveles:

Personas conversando en una reunión

Escuchar la esencia:

Escuchar durante el tiempo suficiente para captar la esencia de lo que dice la otra parte. Cuando tenés la idea básica, tus oídos se cierran y vuelven a enfocarse en tu voz interna, que está formulando una reacción basada en tu visión del mundo. Muchas nos quedamos en este nivel, me ha pasado mil veces… Es natural esto que nos pasa, la clave es identificarlo y darnos la oportunidad de trascender este escalón.

Escuchar para debatir:

En esta etapa has seleccionado lo que te sirve para que tu estrategia de defensa y confrontación se ejecute.  Estás contando los segundos para replicar y demostrarle a la otra persona por qué está equivocada y por qué tu posición es la correcta y la justa.

Escuchar la lógica:

El tercer nivel implica el uso de la inferencia para procurar precisar la lógica interna de lo que se dice, si tal lógica existe, si esta es la cosmovisión de la otra persona, este juicio ¿por qué tiene sentido para ellos? Es el primer paso para comprender verdaderamente con quién estamos negociando y comunicándonos. Recordemos que el mapa no es el territorio

Escuchar la emoción:

En el cuarto nivel, estás escuchando cualquier emoción o problema que pueda estar impulsando su argumento.

Escuchar el punto de vista:

Aquí es donde te convertís en una gran escucha, en el quinto nivel es en el que escuchás lo que dice integralmente, es gracias a la escucha empática que logramos llegar a este nivel. A través de este prima, armamos el rompecabezas de lo que está en el mapa de esta persona. Escuchamos para entender.

Aprender a escuchar nos permite no solo escuchar a los demás sino también a nosotros mismos. La clave está en pasar este “combo” primero a nivel interno, o sea por nosotros, para luego materializarlo con los demás. Por esta razón es importante tener en cuenta los 5 niveles de escucha anteriores e implementarlos en nuestras conversaciones diarias para fortalecer este intangible músculo de escucha.

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